martes, 12 de junio de 2012

Adios Platinita

Aparecísteis en mi calle un día, no se quien eran tus papás, ni tus amos, si los tuviste, mejor que no, abandonar en la calle cinco criaturitas recién nacidas es imperdonable y un trauma insuperable para su madre. El único consuelo es que ya sabíais comer. Dos hermanitos tuyos estaban tan enfertmos y desnutridos, que me los llevé a casa por si podía salvarlos, pero fue imposible, murieron en mis brazos, pocos días después... Eráis los cinco  iguales, nunca había visto esto, siempre observo alguna diferencia,  aunque atigrados teníais un color gris azulado como el plomo, o la plata... Pocás semanas después de morir tus dos hermanos, vi a otro con la cabeza aplastada por la rueda de un coche, en medio de la calzada... Solo quedabais dos de cinco.

No se que pasó contigo, de repente dejáste de crecer, creí que también te irías, y aunque te alimentaba en un gran solar, con permiso de sus dueños, a tí y otros gatos, que como tu fueron abandonados, te traía cosas especiales, pero adelgazabas por momentos y aunque tu hermano crecía, tu permanecías pequeñita, mirándome con tus ojitos azules y pidiéndome más comida... Otro día, volvíste a engordar, quedaron tus patitas cortitas, pero tu pelo brillaba y parecías curada del todo... Desde entonces, a diario he podido cuidarte todas las noches con comida blanda y dejando pienso para todo el día, mientras gozaba de tu mirada agradecida.

Ayer te ví por última vez, to ojo derecho totalmente fuera de su órbita mientras aún parecías mirarme con el izquierdo, aún tu cuerpecito peueño estaba blandito, y descubrí, que habías sido madre hace muy poco tiempo, por tus tetitas... Ya no podrás alimentar a tus hijos, mi pequeña. Si pudiera encontrarlos, los salvaría, pero ni los oigo... Tal vez otra gata los adopte, tal vez sirvan de alimento a otras crías... Tal vez tu hermano, al que llamo Platón, pueda salvarlos.
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Veo miles de gatos cada año, pero te aseguro que a tí, te recordaré siempre

viernes, 2 de marzo de 2012

Redactado por Bel Rossiñol de Zagranada, el 19. feb, 2012 En lo que llevo de vida he conocido a más de mil gatos, y no hay dos iguales aunque tengan el mismo color. Son maravillosos, y te dan el mil por uno, por un poco de comida, agua fresca cambiada a diario, y un cojín donde dormir calentito, te lo dan todo: amor, calor, mimos, situaciones de lo más divertido, y cuidan de ti como solo ellos saben... No conozco a ningún humano que te de tanto por tan poco.E-mail:belrosszagnull@gmail.comPágina web:www.porelazul.com

Estos gatitos fueros abandonados en un solar, apenas sabían comer, uno lo tengo yo, dos los dí en adopción y el cuarto murió.


martes, 28 de febrero de 2012

Este era Misha, totalmente negro, y fiel como ninguno, me enseñó tantas cosas que ya nunca lo olvidaré. Antes que nada debo decir que a mí nunca me habían gustado los gatos, prefería con diferencia los perros. Había oido y leido tantas mentiras sobre ellos, que los tenía por unas criaturas frías, traidoras y egoistas... Nada más lejos de la realidad, porque son todo lo contrario, como he comprobado miles de veces... Corría el verano de 1990, mi casa estaba rodeada,  de casas abandonadas, repletas de ratas que cruzaban tranquilamente ante mis ojos... Mi madre decía una y otra vez: -¡Tienes que conseguir un gato! Le seguí la corriente sin hacer nada por conseguir uno.  La situación empeoró, cuando encontré un periquito, al que quería mucho, muerto de un mordisco en la cabecita... Unos  días después, pude observar que todo un estante de libros, mi gran afición, tenían un agujero en medio del tamaño de un ratón, habían atravesado la librería, creando un tunel, que de no haber necesitado uno de ellos, hubiera tardado en descubrir... Lo siguiente fue una noche, intentando dormir oía el tap tap tap de sus pequeñas garras encima del ropero, cuando encendía la luz, se ocultaba, y al apagar seguía sus trayectorias misteriosas... Finalmente debió cansarse de tantas idas y venidas y pude verlo observándome a su vez, su astucia contra mi inmovilidad, ambas frente a frente... Mi primer impulso fue llamar a mi cuidadora, pero me frené a tiempo, si la hubiera llamado, igual se ponía histérica y me dejaba sola. Total, que la criatura y yo pasamos nuestra primera  noche juntas... Un amigo había tenido una camada de perros y le pedí uno. No se hizo rogar, enseguida tuve un precioso ejemplar de pastor belga, de pocas semanas, de pelo largo y rubio, ¡era precioso!... A los cuatro meses, sin haber salido nunca a la calle, ya que mi patio es enorme, apareció sangrando por todos sus orificios, con una mirada muy triste que parecía decirme: ¿Porque me haéis daño? ¿Que hice tan mal?... Me abracé a el aún vivo  y con la ayuda de mi cuidadora lo metimos en el coche y lo llevamos corriendo al veterinario. Horas después moría... Nunca supe quien pudo ser capaz de tal salvajada, tenía que ser o un vecino, o un familiar mío,  o alguno de los que entraban a diario en mi casa... No podía arriesgarme a coger alguno de los otros muchos cachorritos que me ofrecieron, era condenarle a otra muerte espantosa.... Al cabo de unos días, mi madre ¡había desaparecido sin despedirse!, y en la cocina aparecieron dos cachorros de gato, hermanitos. Nadie los vio llegar...Estaban en una cajita de cartón en la cocina, sin comida ni agua. Y yo no tenía ni idea de como cuidarlos. Indagué, leí, y con solo el espectáculo de observar sus juegos infantiles, olvidé todos los prejuicios que antes tuve en su contra... Preparaba mi comida yla compartía con ellos, un pescadito para ono, otro para el otro y otro para mí, excepto la ensalada que no me la aceptaban.... Al cabo de unos días llamó  mi progenitora, confesó ser la culpable de la aparición gatuna, ya no quise devolverlos. Pocos meses después, tuve el primer disgusto, alguien dejó la puerta de la calle abierta y se escapó Ximo, el de manchitas blancas y negras... Regresó al cabo de un año, pero de nuevo alguien dejó abierta la puerta de la calle y de nuevo se fue. Lo ví dos años mas tarde en un local abandonado, me miró fijamente, no se si me reconoció, pero a pesar de mis llamadas no se acercó ninguna vez y no podía atravesar la barrera desde donde el si hubiera podido salir, lo volví a ver algunas veces en el mismo lugar, hasta que alguien cambió  la persiana vieja y rota a través de la cual, podía verse su interior, por una nueva, reforzada y sin fisuras, ¡mposible ver nada! Pocos días después, supe que habían envenenado a   todos los gatos. Mi Ximo, y toda su família habían sufrido el terrible martirio del veneno. De nuevo un ser querido, era asesinado de esta forma tan vil, sin poder yo hacer nada por ayudarle. En el próximo capítulo pondré la historia de Misha. Este era Misha, totalmente negro, y fiel como ninguno, me enseñó tantas cosas que ya nunca lo olvidaré. MI PRIMER GATO getbox! Not seeing a widget? (More info)- Antes que nada debo decir que a mí nunca me habían gustado los gatos, prefería con diferencia los perros. Había oido y leido tantas mentiras sobre ellos, que los tenía por unas criaturas frías, traidoras y egoistas... Nada más lejos de la realidad, porque son todo lo contrario, como he comprobado miles de veces... Corría el verano de 1990, mi casa estaba rodeada,  de casas abandonadas, repletas de ratas que cruzaban tranquilamente ante mis ojos... Mi madre decía una y otra vez: -¡Tienes que conseguir un gato! Le seguí la corriente sin hacer nada por conseguir uno.  La situación empeoró, cuando encontré un periquito, al que quería mucho, muerto de un mordisco en la cabecita... Unos  días después, pude observar que todo un estante de libros, mi gran afición, tenían un agujero en medio del tamaño de un ratón, habían atravesado la librería, creando un tunel, que de no haber necesitado uno de ellos, hubiera tardado en descubrir... Lo siguiente fue una noche, intentando dormir oía el tap tap tap de sus pequeñas garras encima del ropero, cuando encendía la luz, se ocultaba, y al apagar seguía sus trayectorias misteriosas... Finalmente debió cansarse de tantas idas y venidas y pude verlo observándome a su vez, su astucia contra mi inmovilidad, ambas frente a frente... Mi primer impulso fue llamar a mi cuidadora, pero me frené a tiempo, si la hubiera llamado, igual se ponía histérica y me dejaba sola. Total, que la criatura y yo pasamos nuestra primera  noche juntas... Un amigo había tenido una camada de perros y le pedí uno. No se hizo rogar, enseguida tuve un precioso ejemplar de pastor belga, de pocas semanas, de pelo largo y rubio, ¡era precioso!... A los cuatro meses, sin haber salido nunca a la calle, ya que mi patio es enorme, apareció sangrando por todos sus orificios, con una mirada muy triste que parecía decirme: ¿Porque me haéis daño? ¿Que hice tan mal?... Me abracé a el aún vivo  y con la ayuda de mi cuidadora lo metimos en el coche y lo llevamos corriendo al veterinario. Horas después moría... Nunca supe quien pudo ser capaz de tal salvajada, tenía que ser o un vecino, o un familiar mío,  o alguno de los que entraban a diario en mi casa... No podía arriesgarme a coger alguno de los otros muchos cachorritos que me ofrecieron, era condenarle a otra muerte espantosa.... Al cabo de unos días, mi madre ¡había desaparecido sin despedirse!, y en la cocina aparecieron dos cachorros de gato, hermanitos. Nadie los vio llegar...Estaban en una cajita de cartón en la cocina, sin comida ni agua. Y yo no tenía ni idea de como cuidarlos. Indagué, leí, y con solo el espectáculo de observar sus juegos infantiles, olvidé todos los prejuicios que antes tuve en su contra... Preparaba mi comida yla compartía con ellos, un pescadito para ono, otro para el otro y otro para mí, excepto la ensalada que no me la aceptaban.... Al cabo de unos días llamó  mi progenitora, confesó ser la culpable de la aparición gatuna, ya no quise devolverlos. Pocos meses después, tuve el primer disgusto, alguien dejó la puerta de la calle abierta y se escapó Ximo, el de manchitas blancas y negras... Regresó al cabo de un año, pero de nuevo alguien dejó abierta la puerta de la calle y de nuevo se fue. Lo ví dos años mas tarde en un local abandonado, me miró fijamente, no se si me reconoció, pero a pesar de mis llamadas no se acercó ninguna vez y no podía atravesar la barrera desde donde el si hubiera podido salir, lo volví a ver algunas veces en el mismo lugar, hasta que alguien cambió  la persiana vieja y rota a través de la cual, podía verse su interior, por una nueva, reforzada y sin fisuras, ¡mposible ver nada! Pocos días después, supe que habían envenenado a   todos los gatos. Mi Ximo, y toda su família habían sufrido el terrible martirio del veneno. De nuevo un ser querido, era asesinado de esta forma tan vil, sin poder yo hacer nada por ayudarle.

Tengo muchos gatos

Tengo muchos gatos, o los tenía, porque alguien, desde fuera, los está envenenando ya mataron a mis cinco perros... Los tengo sin ningún ánimo de lucro, no quiero ni regalar ni dar, ni compro, ninguna cría por dos motivos: 1ª Evitar el dolor de las madres al quitarles sus hijos ... Ni el dolor y trauma de las crías al privarlos del amor, calor y leche materna de sus madres. 2ª Que en casa, sé que conmigo están bien. pero si los doy, o vendo, no se si tarde o temprano acabarán en la calle... Nunca tuve hijos y supongo que canalizo mi ternura maternal en ellos, porque los vi nacer. Pero, están en mi patio, de más de 112 metros cuadrados que a su vez está todo enrejado. Mis gatos no pueden molestar porque: 
a) No pueden salir. b) No hacen ruido. c) Los excrementos se recogen a diario, se guardan en bolsas herméticas hasta la noche, y a las 23 horas se depositan en sus correspondientes contenedores de recogida de basura. d) Cada día se desinfectan todos los lugares donde se recogen los excrementos, con lejía u otros mas fuertes según la ocasión y con ambientadores... e) En mi barrio había muchas casas abandonadas, llenas de ratas y ratones de todos los tamaños, que pasaban por dentro de las casas, incluyendo la mía y destrozaban las infraestructuras y objetos personales.Gracias a mis gatos ya no tenemos este problema,los vecinos, que tanto me atacan, deberían demostrar su agradecimiento.

Requiem por MORGANA

No sé cuando nació, ni cuantos años tenía. Llegó una mañana, hace dos años, con sus dos hijos Coco y Nova, además de una familia de loritos... Sus amos, un matrimonio con una niña de diez años, la adoraban... Llegaron desde Madrid, a mi querida Palma de Mallorca, parecían la familia perfecta. Todo amor y armonía... Duró poco la bonanza, al año comenzaron a desaparecer las aves, y al otro, recién cumplidos sus doce años, los padres tuvi
eron una monumental trifulca, aparentemente causada por el Facebook... Se separaron... Y la madre regresó, con su desconsolada hija, a la capital española. Morgana, fue castrada, antes de llegar a esta casa, y Coco también, pero Nova no... Ya no eran tres, sino trece, los gatos que abandonaron a su suerte, cuatro de ellos: Morgana, Coco, Ponpón, y Siam, ¡quedaron encerrados en la casa sin comida ni agua !... Lo supe por un vecino que oía como rascaban las paredes y los muebles con sus pequeñas garras... Pedí ayuda a mucha gente para sacarlos de ahí,, me contestaban que los dejara morir, que seguramente ya no vivían, que ya no se podía hacer nada... Seguí buscando... ¡Por fin! Cuando ya estaba dispuesta a romper la puerta o una ventana bajo mi propia responsabilidad, me llamó Olga Coego, de Baldeas, (una ONG dedicada a liberar mascotas de los mataderos y buscarles hogares en adopción), y la tarde de Navidad 2011, consiguió a través del Juzgado de guardia, que apareciera una amiga de los ex inquilinos, con la llave, y pudimos liberarlos, había un cadaver un pequeñín de Nova, que no devoraron, a pesar de su prolongado ayuno... A pesar de la gravedad de su situación, Morgana salió elegantemente despacio, con su larga cola arriba y su blanco inmaculado, seguida de su hijo y nietos. Tenían la cara muy magullada, lo que me hizo suponer que se habían alimentado del yeso de las paredes... Nunca sabré como pudieron sobrevivir, sin comerse el cachorro de cinco meses, pero la casa estaba destrozada, todo rayado, los muebles y suelo llenos de excrementos y orina, el ambiente era irrespirable... Después de recuerar su libertad, tres familias quisieron adoptar a tan bella felina, una familia alemana, donde hubiera estado magnificamente bien tratada, una vecina de un edificio frontal a la siniestrada, y la mía, en el mismo lado de la calle... Sucedió lo inaudito, ella, tan mansa, tan dulce, tan casera, ¡no se dejó coger! De ninguna manera, se quedó en la calle frente a la que había sido su morada. En varias ocasiones, entro ella sola en mi casa varias veces, pero al ver que se cerraba la puerta, se desquició, llegando a agredir a una mujer que la sostenía en brazos en aquel momento, con la que tuvimos que ir a urgencias y permanecer en tratamiento una semana... Para colmo, al dejar de esta forma, la vivienda, llegó la propietaria muy molesta, cargando contra mí, porque los alimentaba. Echaron de malas formas a los pequeños ocupas, cada vez que se acercaban a su hogar, sus camitas, sus rincones de descanso, recibían malos tratos, hasta que dejaron de intentarlo. También echaron muy bruscamente a otra familia de gatos, de un solar vacío colindante a la casa, Unos veinte gatos, pasaron de tener un lugar tranquilo y seguro a quedar de repente en medio de la calle esquivando los vehículos, que sabiendo sus conductores que es una entrada estrecha, de una calle en la que a menudo juegan niños pequeños, entran a velocidades no permitidas y los atropellan, dejándolo malheridos en la calzada, a riesgo de ser nuevamente atropellados... Incluso llamaron a la empresa de limpieza municipal que acudieron con jaulas trampa, en las que los más pequeñitos, más indefensos y los más mansos, cayeron presos con dirección a las cámaras de gas y los crematorios, donde a veces son lanzados aún vivos. Afortunadamente lograron escabullirse Morgana, Nova y MacQueen, este último la última pareja de Nova, padre del cadaver. Esta mañana a las ocho, cuando salía a mi paseo matutino, la he visto, yacía en el suelo, junto al automóvil de un vecino de ellos, que tiene mucha fobia a los gatos, y a mi, por defender-los... No parecía atropellada por ningún vehículo, solo un hilo de sangre y un raro rictus en su boca, con la lengua fuera, sin heridas, ninguna huella de neumático... Nunca sabré porque murió, pero su aspecto me hace pensar en un asesinato. De los trece gatos, que formaban la familia Morgana quedan solo tres y de los otros siete del solar, solo uno. Sé que nunca olvidaré su bella y elegante silueta paseando con la cola extendida y frotando su cabeza contra mis piernas, y ya la estoy añorando.